«Tienes que ser el cambio que quieres ver» Gandhi

Necesitamos tanto de la seguridad, del bienestar, de la comodidad, que, ante los cambios, luchamos encarnizadamente en vez de integrarlos como una parte natural de la evolución.

La empresa, como ser vivo, sin cambios, muere. Somos cambio, es nuestro aliado para crecer, y la innovación, la herramienta transformadora más eficiente, la que permite vivir en la incertidumbre (el espacio conocido del cambio).

¿Sabías que los delfines se estresan antes de vivir una situación que les demandará hiperactividad? La naturaleza nos proporciona las pistas para surfear los cambios. Sólo tenemos que clonar el mundo natural para garantizar la ecología y sostenibilidad del método.

Debemos observar para detectar los problemas y no abdicar de resolverlos, proaccionar para ofrecer propuestas positivas, convertir las empresas en comunidades líquidas en que el cambio circule con fluidez. Preparar espacios de relación que fomenten el contacto interno y externo. Promover la exploración (si puede ser en ámbitos diversos) para detectar oportunidades. Fomentar la duda, la paradoja, la conversación. Disponer de zonas de confort que sólo sirvan de palanca para saltar hacia una nueva zona de confort, y en la interfaz, aprender y salir reforzado.

Trabajar en equipo para minimizar el esfuerzo y maximizar la pasión. Demandar líderes alegres que infundan emociones positivas, que potencien el talento, comprometidos con el equipo.

Nos urge un casting en el que explorar, incorporar y transformar sean la actitud; la colaboración, la flexibilidad y el espíritu de equipo, las competencias, y la alegría, la emoción. Los nuevos mandos deben liderar el cambio más difícil, el que no tiene retroceso, el que necesita de nuevos comportamientos para obtener nuevos resultados: el cambio cultural